Trabajo e inclusión: dos caras de un mismo camino
En un contexto en el que todavía demasiado a menudo se habla de “conseguir trabajo” como si fuera solo una cuestión de cubrir vacantes, las fundaciones como la nuestra tenemos claro que la inclusión laboral es mucho más que eso. No se trata únicamente de “colocar” personas en un puesto de trabajo, sino de acompañarlas, formarlas, conectarlas con las empresas y hacer un seguimiento real en el tiempo.
Este enfoque es clave para que la inclusión sea útil y transformadora, no solo para la persona que encuentra empleo, sino también para las empresas que incorporan talentos diversos y para la comunidad en general. Cuando hay acompañamiento, cuando se tiene en cuenta la trayectoria vital y no solo el contrato, el trabajo deja de ser un fin y se convierte en un medio para alcanzar autonomía y bienestar.
Y es que las entidades del tercer sector que trabajamos por la inclusión sociolaboral lo hacemos desde una perspectiva amplia: ofreciendo apoyo en el lugar de trabajo, adaptando jornadas y funciones cuando es necesario, y reforzando competencias personales y profesionales. También acompañamos a las empresas, explicándoles cómo pueden abrir espacios más inclusivos y ofreciéndoles servicios profesionales y eficaces.
Esta manera de hacer es la que marca la diferencia: no hablamos de inserción puntual, sino de inclusión. Y esto requiere tiempo, equipos especializados y una visión de fondo: que el trabajo sea un espacio donde todas las personas, también las más vulnerables, puedan participar y crecer.
En definitiva, las fundaciones por la inclusión trabajamos para que las oportunidades laborales sean una puerta abierta a la plena ciudadanía. Porque detrás de cada contrato hay una historia, y acompañarla bien es lo que hace que la inclusión sea real.
El acompañamiento que marca la diferencia
En FIL:
Preparamos a las personas con formaciones adaptadas y competencias transversales.
Acompañamos en el lugar de trabajo y ofrecemos apoyo cuando es necesario.
Hacemos seguimiento a largo plazo, favoreciendo siempre que podemos escenarios estables.
Conectamos con empresas para generar empleos inclusivos y sostenibles.
Impacto colectivo
Los beneficios de esta manera de entender el trabajo van más allá de las personas contratadas. Según la metodología de retorno social de la inversión (SROI), cada euro invertido en FIL genera 3,8 € en retornos económicos, sociales y ambientales. Esto se traduce en ahorro para las administraciones públicas, mayor conciliación para las familias y un tejido social más cohesionado.